martes, 23 de febrero de 2010

Músicos Callejeros

Dicen que las personas tendemos a juntarnos con nuestros afines. La famosa frase que reza "Dios los cría y ellos se juntan" no está muy desencaminada a esa creencia. Cada persona actúa, piensa, siente, a una frecuencia determinada, la cual, al igual que en la música dos cuerdas vibran en el mismo tono aunque sólo se pulse una, tiende a juntarse con seres que vibran a su misma frecuencia. La descripción perfecta que hizo Quarles de amistad se puede extrapolar a la afinidad de una persona con la música, pues esa frecuencia a la que vibramos, nos hace sentir la música de un modo diferente al que tenemos al lado, sentir distintas frecuencias, distintos sentimientos. Es quizá por ello por lo que cada persona está hecha para un tipo de música, más amplio o más reducido, según la frecuencia a la que vibren sus sentimientos. Pero lo que está claro es que, después de muchos años disfrutando de ella, me he convencido de lo que no quería convencerme, la música no es un arte más, como el cine, la pintura... ¡no! Podemos decir de la música lo que no podemos decir de otros artes, y en boca de un filósofo me siento reflejado. Friedrich Nietzche dijo en su día, cuando la música no estaba tan desarrollada como hoy en día, cuando los creadores de ese arte eran bocado para algunos privilegiados, cuando los menos privilegiados la creaban con cualquier cosa que encontraran a su lado, lo que no se puede decir de ningún otro arte. Sin música la vida sería un error. Sin más.